lunes, 1 de enero de 2018

Mi lucha (1924), de Adolf Hitler



 
Por mis manos caen diariamente decenas, cientos, incluso hay días que miles de ejemplares. Sólo unos pocos llaman mi atención, y este es uno de ellos. El por qué lo añado a una lista de clásicos es obvio, lo queramos o no, nos guste o no, es un clásico. Os aseguro que yo, como cualquier otro lector, tacharía muchos clásicos de cualquier humana lista. Pero lo que me ha llamado poderosamente a leer este libro es la prohibición, y también la trascendencia, y también que se trata de uno de esos períodos convulsos en la historia de la humanidad a los que se puede y debe volver una y otra vez.
Y tengo que concluir que ha sido una lectura provechosa. No hace mucho que leí a Nietzsche y después, ojeando por ahí, me sorprendió que se tildara de “peligrosos” a sus escritos, como por ejemplo Así habló Zaratustra. Cada uno tiene su opinión al respecto, así como yo la mía. Y digo yo, ¿creéis que la humanidad necesita excusas para demostrar su grandeza o su vileza? Egoísmo, ambición, honestidad o compasión, son rasgos que se desarrollan en mayor o menor medida en cada uno de nosotros en un momento u otro de nuestras vidas, a veces sin nosotros mismos meditarlo o pretenderlo.
Desde luego que prohibir un libro es una tentación enorme para cualquier avezado lector. Es probable que Hitler entendiera mal a Nietzsche y abusara del término “superhombre”. También pudo sentir confusión cuando Nietzsche se refiere a la “chusma”, o incluso pudo hacerse a la idea, equivocada (pienso yo), de que Nietzsche destaca del resto a una especie de sabia aristocracia.

En fin. Los grandes clásicos son susceptibles de múltiples interpretaciones. Main Kampf no, porque tiene una interpretación clara y unívoca, el dominio de la raza aria sobre el resto, dominio ejercido a su vez por una aristocracia natural en cuya cúspide está el propio Adolfito.

En otro orden de cosas, el libro no tiene desperdicio para historiadores y curiosos de uno de los períodos más convulsos de la historia de la humanidad, que abarca desde 1900 a 1945, porque en definitiva explica la ebullición de la Alemania nazi y las profundas contradicciones que anidan en la economía, la sociedad y la política mundiales. En definitiva, sirve a los historiadores para explicar lo que sucedió en Alemania durante el período en cuestión.
Hitler comenzó a escribir el libro en prisión, en 1924, después del famoso Putsch de Munich. Su popularidad aumentó al mismo ritmo que el partido nazi, hasta dispararse las ventas en 1933, con motivo de la llegada de Hitler al poder. Se calcula que en Alemania se vendieron unos 12 millones de ejemplares. Algunos historiadores sostienen que una lectura detenida del libro hubiera alertado de las verdaderas intenciones de Hitler, pero apenas se tradujo al inglés poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Desde luego que el mensaje es claro.
Hasta el año 2015 ha sido prohibida en Alemania su impresión, fecha a partir de la cual se liberalizó el copyright, que pertenecía al gobierno regional de Bavaria. Dicha prohibición ha sido siempre polémica. Se pretende no incitar a la violencia, evitar que sea mal entendida por el movimiento neonazi, pero probablemente dicha prohibición suponga una fascinación añadida para jóvenes y no tan jóvenes.

Dejemos hablar a Adolf Hitler, qué tan inteligentemente explica sus razones para escribir su obra:

Yo sé que los partidarios conquistados merced a la palabra escrita son menos que los conquistados merced a la palabra hablada y que el triunfo de todos los grandes movimientos habidos en el mundo ha sido obra de grandes oradores y no de grandes escritores.
No obstante, la unidad y uniformidad en la defensa de cualquier doctrina exigen que sus inextinguibles principios se formulen por escrito. Sea, por tanto, este libro la piedra angular del edificio con que contribuyo al conjunto de la obra.

A través de sucesos de su experiencia vital en el escenario de la todavía capital del Imperio Austro-Húngaro, Viena, Hitler descubre, a su manera, cuáles fueron las causas de la decadencia y caída del Imperio y cuáles son las medidas a tomar para, primero, la supervivencia, y después el dominio de la raza germánica sobre las demás.
Muy pronto (en mi ejemplar de 350 páginas en la 32), Hitler lleva a cabo un resumen de su ideología y propósitos:

La doctrina judía del marxista rechaza el principio aristocrático en la naturaleza, y en el lugar del eterno privilegio de la fuerza y la energía, coloca su montón y su peso muerto de números. De esta suerte, niega el valor del individuo, entre los hombres y combate la importancia de la nacionalidad y de la raza, privando así a la humanidad de todo lo que significan su existencia y su cultura. Esto provoca, por consiguiente y como principio del Universo, el fin de todo orden concebible para la humanidad. Y como nada, fuera del caos, podría resultar en aquel gran organismo discernible de la aplicación de semejante ley, el único resultado para los habitantes de esta tierra consistiría en la ruina.
Si el judío conquistara, con la ayuda del credo marxista, las naciones de este mundo, su corona sería la guirnalda fúnebre de la raza humana y el planeta volvería a girar en el espacio, despoblado como lo hacía millones de años atrás.
La naturaleza eterna sabe vengar en forma inexorable cualquier usurpación de sus dominios.
De aquí que yo me crea en el deber de obrar en el sentido del Todopoderoso Creador: al combatir a los judíos cumplo la tarea del señor.

Con semejante declaración de principios poco queda por decir. Su acentuada megalomanía lo explica todo. Una pena que semejante sujeto dirigiera los destinos del pueblo alemán.

8 comentarios:

  1. El libro es imprescindible, no sólo para entender la génesis del nazismo, sino la base de cualquier totalitarismo o populismo, incluidos los que vivimos ahora. Lo más inquietante (y muy coherente en realidad) en mi opinión, es algo secundario en apariencia, pero que explica muy bien cómo surge un populista/tirano.

    Cuando Hitler explica que él trabajaba en una fábrica donde todos dedicaban la hora del bocadillo a discutir sobre política y él no quería entrar en eso, así que comía aparte de ellos. Les oía -así lo cuenta- quejarse amargamente de todo lo divino y lo humano: del gobierno, de los sindicatos, de la religión, de la monarquía, de la república... pero sin hacer nada ninguno. Así que Hitler razonó que quizá él sí podría actuar para cambiar de algún modo las cosas, ya que todos se limitaban a hablar. Y decidió meterse en política por fin, aunque lo rechazaba en un principio... con los resultados conocidos. Da que pensar, desde luego.

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    1. No soy muy fan de Pérez Reverte, pero tiene vena en sus reportajes. Aquí habla de Main Kampf y la necesidad de leerlo para estar alerta. http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/1073/yo-si-lei-mein-kampf/
      Obvio me parece que por mucho que insistamos, seguirá habiendo dictadores, pastores que guíen a los rebaños, pero desde luego que prohibir la lectura de un libro me parece una soberana estupidez.

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  2. Gracias por el enlace, acabo de leerlo y estoy de acuerdo con lo que dice.

    Lo absurdo de la prohibición de libros polémicos por miedo a su contagio, se podría resumir en una vieja frase: "Al enemigo, de cerca" (Y a los enemigos de la humanidad, también).

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    1. Toda arma sirve para combatir al gran enemigo, que no es otro que el fanatismo y la intolerancia.

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  3. Muy buena reflexión Rubén. Este libro es una de mis lecturas eternamente pendientes como la Biblia o el Corán. Posiblemente no los lea nunca porque siempre encuentro algo que me apetece más, pero creo que los únicos libros que alguien se podría plantear prohibir son los que contribuyen a la estupidez humana, algunos de los cuales están en la lista de súper-ventas. Como dice Bonifacio más arriba, al enemigo hay que conocerle. Tal vez leyendo este libro y viendo como se forma un tirano, hubiera herramientas para acabar con ellos desde la base (no acabar con la persona, sino con su conversión en tirano).
    Un beso y feliz 2018.

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    1. Pues entonces ni se te ocurra leerlo, mucho mejor El libro, con mayúsculas, la Biblia, que yo también tengo pendiente aunque he picado aquí o allá.
      El presente libro no tiene nada del otro jueves, pero la trascendencia histórica del personaje en un período tan crucial para la historia de la humanidad como es 1900-1945, hace que su libro sea importante para comprender el período y de paso al hombre.
      De vuelta un abrazo y que el 2018 supere al precedente :)

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  4. De acuerdo en lo de prohibido prohibir.
    No puedo comprender como un personaje tan poco atractivo pudo arrastrar a caos a tanta gente .Solo habia que ver conque desgana levantaba la mano para hacer el saludo romano, lo ridiculo de su bigote y ese flequillo en bandolera , Eso en lo superficial , en el interior ni entro

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    1. Prohibir ese libro es contraproducente, porque lo mitifica. Es un libro con escasos argumentos racionales, que pronto se puede refutar en todas sus líneas.
      Pero luego, en cuanto al atractivo del personaje... Alemania vivió un período muy confuso. En dicha encrucijada, su carácter díscolo pero firme, el tratamiento eufórico que le dio a la reafirmación de la raza, el recurso a la violencia contra el marxismo, el antisemitismo... todas esas tendencias despreciables para unos fueron atractivas para otros. Hoy es Trump, mañana quién sabe... Ten en cuenta que tuvo seguidores en Francia por millones, en Inglaterra... o que Henry Ford, el magnate americano del automóvil recibió la más alta condecoración que la Alemania Nazi concedia a un extranjero, la Gran Cruz de la Órden del Águila. En fin... que tiene miga el asunto.

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